Diego Calvetti, socio líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG Argentina, quien opina del estudio.
Encuesta “Energy transition investment outlook de KPMG”
Se acelera la inversión en la transición energética, pero los riesgos regulatorios siguen siendo el principal obstáculo para el crecimiento
– El 75 % de los inversores siguen participando en proyectos de combustibles fósiles y reconocen el papel que estos desempeñan para garantizar la seguridad energética a medida que continúa la transición.
– Asia Oriental es la región más atractiva para futuras inversiones en transición energética.
– La eficiencia energética y las energías renovables constituyen las inversiones más atractivas en los próximos 2 años
El interés de inversión en activos de transición energética aumenta rápidamente, según revela el estudio de KPMG International “Energy transition investment outlook de KPMG”, para el cual fueron entrevistados 1.400 altos ejecutivos de todo el mundo. Entre los resultados más destacados está que el 72 % afirmó que cree que este tipo de inversión está creciendo considerablemente y que lo seguirá haciendo en los próximos años. Los resultados demuestran que son altos los niveles de confianza en las operaciones de transición energética y la búsqueda de inversiones en tecnologías y proyectos de energía limpia, a pesar de un largo periodo de volatilidad geopolítica y tasas de interés elevadas. Cuando se les preguntó específicamente en qué planean invertir, los encuestados señalaron la eficiencia energética, incluida la electrificación, como la más atractiva en los próximos 2 años (36 %), seguida de la energía renovable y baja en carbono (34 %).
Los datos reflejan las conclusiones del informe World Energy Investment 2024 de la Agencia Internacional de Energía (IEA), y revelan que de la inversión global en energía estimada en 3.000 millones de dólares para este año, aproximadamente 2 mil millones se destinarán a tecnología e infraestructura de energía limpia, casi el doble de la inversión en combustibles fósiles.
“A medida que las regulaciones y los marcos legales actúen como aceleradores del cambio, veremos un flujo cada vez más relevante de inversión en procesos de descarbonización y reducciones de CO2; es un camino largo en el que continuaremos recurriendo a los combustibles fósiles para apalancar el crecimiento de los renovables y proveernos de energía, pero el mandato de energías limpias es claro”, explica Diego Calvetti, líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG Argentina.
Regiones, regulaciones e inversiones
KPMG también pidió a los encuestados que nombraran una o dos regiones que serían las más atractivas para la inversión en transición energética de su organización en los próximos 2 años. El 43% eligió a Asia Oriental, seguida de Norteamérica con un 39% y luego Europa con un 35%. Aunque el estudio resalta el aumento de la confianza en la transición, el temor es que la inversión continuada pueda ralentizarse debido a riesgos políticos o regulatorios; el 40 % de los ejecutivos encuestados identificaron estos riesgos como el principal obstáculo para la inversión, seguidos por la volatilidad del mercado (36 %).
Mike Hayes, director de Descarbonización y Naturaleza y responsable Global de Energías Renovables de KPMG International, afirmó: “Indudablemente, las medidas políticas y regulatorias están dando forma a la transición energética, y funcionan como grandes impulsores y obstáculos. Está claro que, sin un marco regulatorio sólido, se corre el riesgo de frenar el avance de esta transformación crítica. El camino a seguir exige más que una ambición: requiere políticas estables, transparentes y coherentes, como subsidios a las energías renovables, fijación de precios del carbono y mandatos de energía limpia. Estos marcos no solo respaldan el cambio, sino que lo aceleran, abren las puertas a una inversión sostenida y a un rápido crecimiento de las energías limpias y las infraestructuras.”
Aunque existe preocupación por el riesgo regulatorio, los resultados demuestran que la opinión colectiva es que la inversión crecerá si aumentan las asociaciones. Una mayoría abrumadora de encuestados (94 %) dice que tiene previsto dar prioridad a la búsqueda de socios y a la adopción de enfoques de colaboración para compartir riesgos, recursos y conocimientos. Los inversores también están mitigando el riesgo a través de la diversidad en la inversión, y los combustibles fósiles siguen desempeñando un papel clave en una transición ordenada. Solo una cuarta parte (25%) de los encuestados dijeron que no están realizando nuevas inversiones en combustibles fósiles.
Los resultados de la encuesta reflejan los datos del informe Statistical Review of World Energy del Instituto de la Energía, en colaboración con KPMG, que indicó que para 2023 se llegaba al máximo histórico del consumo mundial de combustibles fósiles impulsado principalmente por el carbón y el petróleo. A pesar del rápido crecimiento de las energías renovables, todas las previsiones confiables estiman que los combustibles fósiles ocuparán un rol cada vez menor, aunque de vital importancia en la combinación energética durante las próximas dos décadas. Los últimos años demostraron que estos combustibles – especialmente el gas natural- siguen siendo fundamentales para la seguridad energética, y que se necesitan más inversiones para satisfacer la demanda energética a medida que avanza la transición.
Como reflejo del impulso para invertir en un conjunto amplio y diverso de oportunidades, el 64 % lo hizo en los últimos 2 años en tecnologías de eficiencia energética, incluida la electrificación. El 56 % invirtió en energías renovables y bajas en carbono; el 54 % en almacenamiento de energía e infraestructuras de red y el 51 % en transporte e infraestructuras relacionadas. Esto pone de manifiesto las diversas oportunidades para los inversores ya que cada área de interés implica muchos sistemas y tecnologías distintas. Mientras que los proyectos individuales en energías renovables, almacenamiento o redes, suelen acaparar los titulares por su alto valor en dólares o su capacidad en gigavatios, las inversiones en eficiencia energética suelen ser menos visibles y abarcan muchas inversiones y optimizaciones más pequeñas. Sin embargo, se estima que al duplicarse el avance de la eficiencia energética se podrían bajar los costos energéticos en un tercio y aportar el 50 % de las reducciones globales de CO2 para 2030. Para Elizabeth Ming, directora de Sostenibilidad Global para Private Equity de KPMG International, “lo que notamos es un mayor entendimiento de la magnitud de la transición energética y de la necesidad de invertir en infraestructura de capital intensivo que puede ayudarnos a descarbonizar y a realizar la transición de las fuentes de energía. Necesitamos una transición por etapas que genere el cambio necesario y que a la vez se mantenga la rentabilidad para empresas e inversores.” –